Un sobrino te cambia la vida: no es tu hijo, pero es parte de ti
Nunca imaginé que mis sobrinos pudieran cambiar mi vida así. De pasar de una familia de 4, ahora somos 7. Cada uno de ellos es único. No estoy seguro si quiero tener hijos aún, pero ellos me han cambiado la vida.
La llegada de mis sobrinos a casa cambió nuestras vidas. Cada uno llegó en el tiempo adecuado. Su mirada, los ojos…la familia se volcó a esos niños. Me daba miedo cargarlos, de alguna forma pensaba que si lo hacía podría romperse y con el tiempo fuí aprendiendo convirtiéndome en el papá-mamá sustituto
Pasé de dormir 9 horas al día a despertarme en las noches a revisar si estaban bien cuando hacían cualquier sonido. Con el paso del tiempo me convertí en el tío que los llevaba al cine, de fin de semana y en algunos viajes cortos a descubrir el mundo. Claro, el papel de tío es el más bonito por que es como tener hijos sin las responsabilidades que esto implica, aunque el vínculo emocional que se forma es profundo hasta la médula.
Ser tía o tío es algo que todos deberíamos experimentar: es la oportunidad de involucrarte con alguien más y darle todo lo que puedes tener por verle feliz. Además, un tío viajero siempre viene bien en la familia por que puedes contarle tus aventuras y llevarlo a vivirlas contigo.
No sé si estoy listo para tener hijos, pero lo que sí puedo asegurar es que ser tío cambia tu perspectiva de la vida.
No importa tu edad o tu trabajo, cuando un sobrino llega a tu vida lo que sientes es una dicha enorme por que puedes compartir con él o ella tu tiempo, cuando y como tu quieres. El ser tío o tía nos da la facilidad de cultivar esos sentimientos “bonitos” que están en algún lugar de nuestro interior y transformarlo en mimos y atenciones a una personita que poco a poco se va volviendo especial.
El increíble sentimiento de crear lazos es algo que no se paga con nada y sinceramente le recomiendo a todos que puedan invertir tiempo en ello por que se paga con mucho amor y risas. Ser tío es volver a jugar, a reírse de cosas muy simples y darnos cuenta que compartir nos hace mejores personas.
Fuente: Viajero peligro
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